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CITACIÓN:    BDHespZ.09.03, consulta: 03-05-2024

 

 YACIMIENTO:  MUNICIPIO:
 PROVINCIA:      REF. HESPERIA:  REF. MLH:
 DEPÓSITO,N.INV.  OBJETO:   TIPO YAC.:

 

 
Generalidades Texto EPIGRAFÍA Y
PALEOGRAFÍA
Ilustraciones Contexto Arqueológico Bibliografía

 

 FUENTE LEC.: SEPARADORES: Nº TEXTOS:

 LENGUA:    SIGNARIO:    SISTEMA DUAL:
 METROLOGÍA:

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La placa apareció rota en varios fragmentos, estando el texto de la inscripción afortunadamente recogido solo en el mayor de ellos. El texto está escrito en signario celtibérico oriental.
Presenta una paginación muy cuidada. El área epigráfica es de 49,8 por 44 cm con 1 cm de margen regular respecto de los bordes superior, izquierdo e inferior. Se aprecia un encabezamiento de dos líneas y cuatro columnas de texto, con sesenta líneas cada una, excepto la última que contiene cuarenta, que se conservan en el fragmento mayor. La altura de las letras es de 0,6-1 cm en la primera línea del encabezamiento, 0,6-0,8 en la segunda, y c. 0,5 en las columnas (excepto en las palabras superpuestas que es 0,2-0,3 cm). Presenta líneas de guía y la inscripción se ha realizado por medio de punción. Interpunción por medio de doble punto. Utiliza el signario oriental. La lectura de buena parte del texto no es posible a simple vista, sino gracias al uso de radiografías.
Comentario lingüístico
La clave del significado de este documento se halla en el encabezamiento. Sin embargo, ninguna palabra es lo suficientemente explícita como para encontrar algún indicio incontrovertible sobre el significado del documento. Se ha recurrido a los siguientes bilingües culturales o paralelos históricos:
1) De Hoz, en Beltrán et alii 1996, 198-199, presentó dos paralelos textuales. Por un lado, aquellos textos romanos de época republicana en los que aparecen listas de nombres por un motivo u otro, aunque de manera subsidiaria, como el Bronce de Ascoli (CIL I 709). Por otro, es el caso de textos griegos que son propiamente listas de nombres, como la lista de los sacerdotes epónimos de Helios en la isla de Rodas (Guarducci 1967-1969, II, 344), o la lista de miembros del demo de Isthmos en la isla de Cos, que podían ser aspirantes al título sacerdotal de “monarca” o epónimo (Guarducci 1967-1969, II, 411).
2) Pena 1998 plantéo que fuese un censo para el reparto de tierras a indígenas por parte de una autoridad romana. Como apoyo a esta idea, la autora recuerda el texto de Apiano Historia Romana I, cap. VI, 100 “Sobre Iberia”, en el que Didio masacró a una población celtíbera cercana a Colenda so pretexto de repartirles sus tierras.
3) Almagro-Gorbea 1999 aportó el texto de César, BG I, 29, 1, como prueba de la existencia de una administración pública con una función censataria bien desarrollada entre los pueblos celtas antiguos, por lo menos los galos. Los celtíberos podrían también estar en esa situación. Otra cuestión es determinar el significado y función del texto, que el autor no puede confirmar.
4) Lambert 2005 utiliza precisamente estos dos textos, el de César, aunque teniendo en cuenta algún capítulo más, y el de Apiano, como apoyo para su interpretación del documento. Considera que el listado onomástico tendría, mutatis mutandis, el mismo contenido que las tablillas helvecias, según el análisis lingüístico que lleva a cabo del encabezamiento.
5) De Bernardo 2007 y 2013a considera que la inscripción representa el listado de personas a las que se otorga la concesión de derecho a sacar agua de unas reservas hídricas.
En el caso de las dos líneas del encabezamiento la única palabra en cuyo análisis morfológico existe acuerdo total es -kue, conjunción de coordinación copulativa. Sin embargo, todavía queda por determinar su valor sintáctico, esto es, qué sintagmas está realmente coordinando. El resto de los análisis morfo-etimológicos está todavía por confirmar.
Existe un acuerdo generalizado en considerar que en nouiza está implicada la raíz *new- ‘nuevo’, pero ¿a qué novedad se refiere? Lo mismo sucede con soisum, posible genitivo del plural de un demostrativo, cuyo grado exacto de foricidad se desconoce. También eskeninum cuenta con casi unánime consenso etimológico a partir de *genh1- ‘nacer’, de donde, con un prefijo *egʰs-, se estaría haciendo referencia a un grupo de ¿extranjeros? (ya de Hoz, en Beltrán et alii 1996, 201). Prósper en Villar - Prósper 2005, 233-234, y 2013-2014, plantea junto con eskeinis [SO.06.02] y eskenim [TE.03.01] un análisis a partir de *egʰs-genh3i- ‘declaración o documento’, de la raíz *genh3-, *gnō- ‘conocer, saber’. Para auzanto, que hay que relacionar al menos con auzeti del BBI [Z.09.01, A-10], se han propuesto significados como ‘disfrutar’ (Meid 1995, 140-141), ‘conceder’ (Untermann MLH IV, 585; Rubio Orecilla 1996 y 2013; Jordán 2015a) ‘exigir’ (Prósper 2008, 73), con distintas raíces. Su pertenencia a un verbo cuyo significado sea ‘regar’, como quiere de Bernardo, comparable al latín haurire, no cuenta con el apoyo de los datos fonéticos. Sobre el pretendido préstamo latino de albana a partir de album (de Hoz, en Beltrán et alii 1996, 201), que siguen de una manera u otra Lambert y de Bernardo, existe alguna otra propuesta más ajustada a la celticidad de la lengua e, incluso, más atractiva desde el punto de vista textual. En concreto, Stifter 2006 plantea que albana sería fruto de la evolución fonética de una forma celta *anmanā ‘nombres’. De esta manera, parece que la secuencia final taniokakue soisum albana supondría una concordancia de albana con tanioka, quizá forma adjetiva, y la forma de genitivo del plural entre el determinante y el determinado, soisum, que haría referencia a eskeninum: “los nombres tanioka de estos (i.e. de los eskeninum)”. Ya se ha indicado la casi coincidencia general en considerar eskeninum como ‘extranjeros’, que vendría corroborado por la aparición, como se verá, en el texto no sólo de antroponimia céltica, sino también latina, griega e ibérica.
Bajo esas dos líneas, aparecen las cuatro columnas con el listado de personas expresadas mediante diferentes fórmulas onomásticas. Según indican Beltrán y de Hoz (Beltrán et alii 1996, 65), dependiendo de cómo se segmenten algunos pasajes, se computan por un lado entre 192 y 199 registros, en donde se mencionan a 241 personas explícitamente (también teniendo en cuenta que algunas designaciones quizá no sean antropónimos); por otro lado hay un mínimo de 13 en las que hay alguna alusión sin nombre. El total asciende a 254. Las fórmulas onomásticas corresponden a los dos esquemas señalados que fueron clasificados por González Rodríguez 1986 como tipo A [idiónimo + genónimo en genitivo del plural] y tipo B [idiónimo + genónimo en G.pl. + patrónimo en G.sg.]. Del primero computan Beltrán y de Hoz hasta 142 fórmulas con distintos subtipos y variantes, del tipo B recogen 47 fórmulas también con distintos subtipos, además de algún caso anómalo con la palabra koitina.
En algunas de las fórmulas aparecen insertas palabras que tienen aspecto de ser apelativos propios del vocabulario familiar: kentis ‘hijo’ (de *genh1- ‘engendrar, nacer’, fonéticamente [gentis]), tuateres ‘hija’ (a partir de un teórico nominativo *tuatir, procedente en última instancia de *dʰugh2-tēr, cf. galo duxtir en el plomo de Larzac, gr. θυγάτηρ) y launi, quizá ‘esposa’ a juicio de Untermann, aunque se han propuesto otras etimologías (vid. Wodtko 2000, s.u.; Rodríguez Ramos 1999-2000; Prósper 2002, 425-427; de Bernardo 2010a, 97 y ss.).
Untermann, en Beltrán et alii 1996,109-180, opinaba que en este listado se encuentran, a su juicio:
1. Nombres de origen latino, como los cognomina: I-32 saluta = Saluta; IV-3 bolora = Flora; IV-18 balakos = Flaccus; IV-22 bubilibor = Publiplor. Y posibles praenomina: II-9 titos = Titus; III-43 markos = Marcus.
2. Antropónimos de origen griego: I-1 skirtunos = σκιρτών (Σκίρτος); I-6, -30, II-29, -42, III-15, koitu (Κοίτων, Κοῖτος); I-20 bilinos = Φιλῖνος / Philinus; I-50, IV-13 tioken+s, tiokenesos = Διογένης / Diogenes; II-31 tais = Θαίς / Thais; II-42: III-9, IV-13, antiokos = Ἀντίοχος / Antiochus; III-28, -51 bilonikos = Φιλόνικος / Philonicus.
3. Antropónimos ibéricos: I-37 biurtilaur; I-40/41 or++bilos; I-49 iunsti+[.]; I-59 barnai; II-44, III-5, III-20, IV-26, toloku; II-45 tarkunbiur; II-50 bartiltun; III-17 barnai; IV-27 anieskor; IV-34 bilosban.
Hay que tener en cuenta posibles homofonías, ya que estos antropónimos pueden estar encubriendo nombres indígenas. Piénsese en markos, que podría ser un nombre claramente celta, *markos ‘caballo’, diferente a *ekwos, cf. en la onomástica gala Marcosena, Marcomarus, etc., irl. ant. marc y galés march ‘caballo’.
De entre los genónimos destaca el caso de uiriaskum que aparece hasta 29 veces. Untermann, en Beltrán et alii 1996, 165, plantea la posibilidad de que sea un nombre familiar que sería obligatorio para las personas que no perteneciesen a familias propias de Contrebia Belaisca. Una prueba de ello sería que aparece varias veces con antropónimos extranjeros o aislados. La verdadera razón sigue siendo un misterio (vid. Beltrán et alii 1996, 77-81).

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Ateniéndonos al cuadro alográfico propuesto por Untermann en MLH IV, 443, las grafías que aparecen son:
- Fonemogramas: a1 (ambas variantes); e1; i; o1; u1; l1; m2; n1; r1; s2; z1.
- Silabogramas: ba; be1; bi1 (variante 1ª); bo2; bu; ta; te1; ti1; to2; tu7; ka1; ke1; ki1; ko1; ku1 (con punto interior).
No parece que se utilizase el sistema dual.


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